sábado, 31 de mayo de 2008

Saeta a Jesús de Medinaceli I

Jesús que vas "ataíto"
con cordeles y desnudo,
dame un granito de fe,
para comprender el mundo.

Tú que penas, tú que sufres,
caminando en soledad,
te pido para mis males
pan, trabajo y libertad.

Jesús de Medinaceli
perdona nuestros pecados.
Si volviéramos a verte
serías crucificado,
¡por los que dicen quererte!

Caminito del calvario
y cuando la sed le ahogaba,
le dieron para beber,
¡vinagre y agua salada!

Te ayudó a llevar la Cruz,
un hombre humilde del pueblo,
y yo te juro, Jesús,
que aun quedan Cirineos
que conservan su virtud.

Jesús, escucha este canto,
de un humilde pecador
que se marchó y vuelve a ti,
pa’ compartir tu dolor.

Siete puñales "clavaos"
te traspasan de dolor,
viendo subir al calvario
¡a tu Hijo, el Redentor!

Pilatos te condenó
ante el pueblo soberano.
Han pasado veinte siglos,
y otros se lavan las manos.

El gallo cantó tres veces,
y prendieron a Jesús,
y los sayones le llevan
bajo el peso de la Cruz.

La Magdalena lloraba
al ser limpia de pecado,
los hombres la condenaban,
Jesús la había perdonado.

Tienes el color moreno
tu carita de azucena,
y tienes tan blanca el alma
como negras son tus penas.

viernes, 30 de mayo de 2008

Saeta a Jesús de Medinaceli II

Negro como tu pelo negro
negra como tu agonía negra,
negro como fue tu quebranto
negra como la noche negra.

Cargado con el madero
y coronado de espinas,
hacia el Gólgota camina
el inocente cordero.

En la tercera caída
y con movimiento del suelo,
las piedras se conmovían
y se estremecen los cielos.

El que todo lo creó
el que adoraban los Reyes.
El que al hombre redimió
entre tormentos crueles,
en la Cruz Santa expiró.

Hasta las lágrimas de tus cirios
están sintiendo tu muerte,
Santiago te gime y llora
y hasta se viste de negro
cuando amanece la aurora.