Uno de los elementos más curiosos, de los muchos que guarda nuestra iglesia de San Julián, es una carraca de madera que se utilizaba antiguamente durante la Semana Santa. En los días de Semana Santa en los que no se pueden usar las campanas se hacia sonar por las calles la carraca o matraca para avisar de los oficios religiosos y de las procesiones. En otros lugares de España también en el ámbito de la Semana Santa, algunas cofradías penitenciales hacen sonar carracas durante su desfile procesional, y en otros se usa para simular un terremoto durante el Oficio de Tinieblas.
Se trata simplemente de una caja de madera, con una manivela que al hacerla girar mueve dos piñones que golpean a dos lengüetas o tablillas, produciendo un sonido estruendoso.
A la carraca también se la conoce como matraca, y por lo repetitivo de su sonido nació el dicho de "dar la matraca".
En el año 2012 fue expuesta en la vitrina de la Cofradía, tras haber sido recuperada y encolada.